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Extra 01.

—Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños querida Jia, feliz cumpleaños a ti...

Se escuchó una ronda de aplausos en el lugar y la niña también golpeó sus manitas. Sonreía feliz, mirando a todos los presentes.

Así que ella sopló su vela con el número siete encima de su pastel de cumpleaños y los presentes volvieron a aplaudir. Jia metió su dedito en el glaseado, esperando que nadie se diera cuenta.

—¡Mami, Jia arruinó el pastel!

Jimin miró a su pequeño hijo y luego la marca en el glaseado, el omega entrecerró sus ojos hacia la niña más grande.

—Jia, ya hablamos sobre eso. Tienes que esperar hasta que todos se sirvan —murmuró en voz baja.

La niña de cabello negro frunció el entrecejo y sacó su lengua en dirección a su hermano menor.

Jimin la ayudó a bajarse de la mesa donde estaba sentada y miró en todas direcciones, buscando a su esposo que había estado hace unos minutos justo a su lado. Él sonrió enternecido cuando lo encontró.

—¡Alfa! —llamó. Jungkook volteó enseguida—. ¿Puedes venir un momento?

Así que, Jungkook se levantó del pasto donde estaba sentado y sacudió su pantalón antes de cargar a su otra hija, él besó su cabello rubio y acarició su espalda mientras acomodaba el vestido que le había puesto.

Llegó hasta su omega y besó sus labios cortamente antes de bajar a su hija. Jimin se agachó hasta ella y besó su naricita.

—Mi bebé, ¿puedes jugar con tu hermano un momento? Necesito a papá —la niña tomó el rostro de su madre y soltó unas risitas cuando apretó las mejillas de Jimin.

—Sí, mami. Voy.

Vieron como se alejó hasta que llegó con su mellizo para abrazarlo y luego los dos se pusieron a correr por todo el patio trasero de la casa.

—¿Necesitabas mi ayuda, omega? —preguntó Jungkook, tomando su cadera para acercarlo.

—Sí, necesito que repartas el pastel —pidió parándose de puntitas para besar el puchero de disgusto de su alfa.

—¿Por qué siempre me toca a mi repartirlo? ¿Tú que harás? —preguntó quejándose.

—Jungkook, es el cumpleaños de tu hija, por favor coopera —fingió molestia—. Yo lo sirvo y tú lo repartes, es trabajo en equipo.

El mayor rodó los ojos al no poder negarle nada a su ángel y asintió de acuerdo. Jimin festejó bajito y se alejó para poder cortar el pastel.

Gyuri se acercó para ayudar y Byungmin le hizo compañía a Jungkook.

Su hija mayor estaba cumpliendo siete años y él seguía viéndola como su bebé.

Después de aquella última charla que tuvieron él y Jimin, donde le confesó que Jia probablemente quería un hermano o hermana, tomaron la decisión de ampliar su familia.

Jimin dejó sus anticonceptivos temporalmente, Jungkook lo hizo también. Ambos estaban asustados por lo que pasaría, la cuestión es que no fue tan complicado como concebir a su primera bebé.

La misma obstetra que los atendió en el primer embarazo, los volvió a guiar en este segundo.

Un mes después de que dejaran de tomar sus supresores, los síntomas comenzaron y ahora Jungkook fue el primero en darse cuenta que algo estaba cambiando en el cuerpo de su omega.

Sugirió que se hiciera una prueba para saber si serían padres de nuevo.

Así que una tarde, ellos estaban en el baño de su habitación, con la prueba volteada, esperando que pasara el tiempo para poder mirar.

Jimin se mordió sus labios del nerviosismo y Jungkook se mordió las uñas. Ambos ansiaban una respuesta positiva, sabían que podría fallar, pero la esperanza era más grande.

Así que cuando pasó el tiempo suficiente, contaron hasta tres al mismo tiempo y el omega volteó la prueba para poder mirar.

Dos rayitas rojas.

Dos rayitas rojas que hicieron a Jimin gritar de la emoción y abrazarse a su alfa, quien sollozó escondido en su cuello. Jungkook lloró de felicidad nuevamente y sostuvo a su omega hasta que se calmó y pudieron suspirar.

Pero lo que más los asustaba era darle la noticia a su hija.

"—Hola, mi pequeño sol —saludó el alfa.

Jia se encontraba jugando en su habitación, su padre tocó la puerta antes y cuando tuvo una respuesta afirmativa, ingresó al lugar seguido de Jimin.

Hola, papi —correspondió su hija.

—Mamá y yo queremos hablar contigo sobre algo, ¿podemos hablarte un momento? —Jungkook sostuvo la cintura de Jimin mientras miraba como Jia asentía con su cabeza.

Su hija movió los juguetes de la cama para que sus padres pudieran sentarse igual que ella. Ellos lo hicieron hasta que quedaron frente a la niña.

Bebé... —comenzó Jimin—. Tú sabes que papi y yo te amamos mucho, mucho. Eres nuestro pequeño ángel y nunca dejaremos de amarte ni de cuidarte.

—Yo sé, mamá —asintió Jia.

—Y también sabes que nosotros nos amamos también. Papá y yo nos casamos porque queremos pasar toda la vida juntos.

Su hija sonrió y se acercó para abrazarlos, ellos se inclinaron y sostuvieron su espaldita, Jia volvió a sentarse en su lugar.

—Cachorra, ¿recuerdas lo que hablamos en mi oficina? —preguntó Jungkook siendo cuidadoso.

—Sí, yo recuerdo.

Muy bien, porque yo te dije que si tenías un hermanito o hermanita seguiríamos amándote y los amaríamos por igual —el alfa peinó su cabello, ella se apegó más al tacto—. Jia... mami tendrá otro bebé.

La niña abrió su boca sorprendida y se llevó las manos a su rostro.

—¡Mamá! ¿Otro bebé? —preguntó confundida. Mirándolos a ambos con los ojos muy abiertos, pareciendo casi hipnotizante.

—Sí, amor —afirmó Jimin sonriente—. Está aquí en mi pancita —él se levantó de la cama para subir un poco su camisa y dejar ver su abdomen plano.

Después de tener a su hija, Jimin se propuso comenzar con las clases de yoga y salir a correr algunas mañanas que tuviera tiempo para recuperar el cuerpo que tenía antes, pero parecía que tendría que retomarlo después del segundo embarazo.

Jia se acercó hasta su madre y posó sus manitas en la piel blanca, ella levantó su cabeza para mirarlo. Jimin asintió confirmando que estaba ahí, Jia pegó sus labios a la piel suave de su estómago.

Hola, bebé nuevo —habló agudo—. Soy Jia y seré tu hermana mayor, yo te regaño si tratas mal a mamá Jim.

El omega soltó pequeñas risitas cuando su pequeña le hizo cosquillas en su estómago, hasta que ambos voltearon cuando escucharon como Jungkook sorbía por la nariz. Jia jadeó espantada.

Papi —llamó bajito—. ¿Por qué lloras? Mamá tiene otro bebé, ¿tú feliz?

Su padre se pasó el dorso de la mano por sus ojos para eliminar los restos de lágrimas y miró a su hija que lo veía con ojos angustiados.

Estoy muy feliz, mi pequeño sol. Estoy llorando de la emoción, no te preocupes —Jungkook la tomó para llevarla hasta su regazo y besó su cabello mientras la mecía—. Seremos una familia grande, viviremos felices y tú serás una gran hermana mayor, Jia.

Jimin se acercó hasta ellos, pasando un brazo por los hombros de su alfa, Jungkook abrazó su cintura hasta que los tuvo entre sus brazos.

—Míos —habló—. Míos los tres, mi familia, mis cachorros y mi omega."

Entonces, para confirmar su embarazo, Jimin se realizó una prueba de sangre, que solo terminó por confirmar sus sospechas. Salieron abrazados de la consulta con el sobre en mano y fueron a la casa de los padres del omega.

Su hija los recibió feliz y Jungkook sentó a sus suegros para darles la noticia. Les tendió el sobre y aunque Gyuri los miró asustada en un principio, las lágrimas no tardaron en salir cuando lo leyó. Byungmin trataba de mirar el interior mientras su omega lloraba contra el papel.

Al final, su madre se levantó para abrazarlo y fue entonces que el alfa mayor se quedó perplejo al leer el contenido, también se levantó del sofá y fue hasta Jungkook, a quien palmeó en la espalda y lo felicitaba, luego llegó hasta su hijo mayor a quien abrazó y susurró lo orgulloso que estaba de él. Sus hermanas llegaron de la escuela y se sorprendieron de verlos ahí, lloraron emocionadas cuando Jungkook les dio la noticia.

Fue bueno, porque todos estaban alegres por el nuevo cachorro.

La sorpresa llegó cuando en una visita a la obstetra, la doctora sonrió al pasar el aparato por el vientre abultado de Jimin y los miró alegre.

—Felicidades, papás. Son mellizos —les dijo esa vez.

Ambos parpadearon sin poder creerlo y se miraron impresionados. Jungkook era el más feliz, tomó el rostro de su omega para besarlo en todas partes mientras le repetía lo mucho que lo amaba.

Jimin se alegró también, claramente. Solo que la noticia lo tomó por sorpresa y no sabía como sentirse, estaba agradecido porque tendría dos bebés, pero también estaba nervioso y asustado por pensar que su cuerpo no los recibiría bien y lo más probable es que fuera un embarazo difícil.

Lo fue, sí. Pero su alfa estuvo con él en todo el proceso.

Lo cuidaba bien, lo alimentó, lo duchó varias veces, lo acompañaba al baño cuando Jimin se quejaba que realmente no podía moverse. Compró sus vitaminas de ácido fólico y hierro, masajeaba sus pies cuando estaban hinchados y acariciaba su vientre cuidadosamente cuando aplicaba su crema anti estrías porque el omega se negaba completamente a tener marcas en su estómago.

Eso también fue algo malo, Jungkook besó muchas veces sus muslos más rellenos o su cintura no tan estrecha, le repetía que seguía siendo completamente hermoso y lo incitó a retomar sus ejercicios al finalizar el embarazo si es que así lo deseaba.

Él seguiría amando el cuerpo de su omega sin importar qué. Era su ángel, seguiría siendo su ángel para toda la eternidad. Y Jungkook lo besaba siempre que podía para recordarle como se sentía el paraíso cada vez que sus labios tocaban los de su omega.

8 meses después de que se enteraran que Jimin estaba en estado, tuvieron a sus cachorros.

Una hermosa niña y un hermoso niño.

Jungkook tomó una fotografía cuando Jimin los mantenía pegados a él, olfateándolos. Su omega se quejó sobre que estaba horrible, a él no le importó.

Terminaron llamándolos Hyuri y Haejoon. Jia escogió el nombre de su hermana y cuando Jimin estaba por elegir el de su hijo, Jungkook se negó rotundamente al no tener voz ni voto en la elección.

Y los amaban justo como amaban a Jia, Jungkook y Jimin hacían de todo por sus hijos, para que tuvieran todo sin que les faltara nada, para que estuvieran cómodos y seguros.

Su hija más grande jugaba con ellos y los hacía reír aún cuando eran solo unos bebés de meses.

Jia estuvo encantada al principio, luego comenzó a quejarse porque Haejoon jalaba su cabello o Hyuri la mordía. Así que se mantenía apartada a excepción de cuando estaban sus padres.

Actualmente tenían tres años de edad y eran los mellizos más hermosos del mundo. Haejoon era igual a su padre, el mismo cabello negro y los ojos color verde, Hyuri tenía sus ojitos del mismo color, pero su cabello era lacio como el de su madre.

Y Jimin estaba feliz porque heredaron los ojos esmeraldas que tanto le gustaban de su esposo.

✧✦✧

El alfa pelinegro estaba repartiendo el pastel a los invitados cuando sintió una mano en el hombro, se giró encontrando a su hermana.

—Jungkook, hay algo de lo que tenemos que hablar —susurró Jisoo. El alfa se extrañó por su tono de voz tan bajo, entregó la última rebanada de pastel a alguien que pasaba.

—¿Sucede algo? Estás tensa —Jungkook vio su mandíbula apretada.

—Deberías entrar a la casa, ahora —sugirió mirando detrás de su hermano.

Jungkook frunció el ceño en señal de confusión, pero asintió y comenzó a caminar no muy convencido hasta el interior de la casa, con Jisoo siguiéndolo.

Cuando entró a la sala de estar, se quedó estático en su lugar y abrió los ojos. Un cuerpo se abalanzó hasta él, abrazándolo. Él se quedó quieto en su lugar, sin saber de qué manera reaccionar.

—Jungkook, hijo mío —llamó su madre. El alfa no podía creer que estuviera ahí—. Mírate, eres todo un hombre.

Ella acarició sus hombros tensos y luego tomó su rostro, lo miró a los ojos, sonriendo. Un cuerpo se acercó detrás de la mujer y se tensó cuando el rostro serio de su padre lo saludó.

—Hola, Jungkook —saludó el hombre. Ya ni siquiera podía reconocerlo por todos los años que permaneció alejado de ellos.

—¿Qué hacen aquí? —preguntó, pasando saliva.

Su madre sonrió y tomó su mano, ella tocó el anillo que llevaba.

—Estás casado —dijo alegre. La omega miró por encima de su hombro—. Y tienes hijos, dime... ¿quién es la afortunada?

Eso pareció ser suficiente para Jungkook, quien salió de su trance y apretó los puños. Se arrepintió enseguida de haber pensado por un momento que todos esos años lograron cambiar la mentalidad de sus padres. Eso no había pasado, no respetarían sus decisiones nunca.

Se molestó enseguida al ver como se atrevían a pisar su casa, su hogar, donde estaba su familia. Ellos no podían estar ahí o arruinarían todo.

—¿Disculpa? —preguntó molesto, mordiendo la parte interna de su mejilla. Su padre abrazó a su madre.

—La omega con la que te casaste, queremos conocerla —dijo el alfa. Ahn asintió emocionada. Eso solo hizo enfurecer más a Jungkook, quien sentía su cuerpo hirviendo.

—No sé como se enteraron de mi compromiso, tampoco de mis hijos y sinceramente no quiero saber —comenzó el pelinegro—. Pero quiero que sepan que me casé con mi destinado, es un omega, un omega hombre y lo amo, igual que los cachorros que tenemos.

Ellos ahogaron un jadeo sorprendido ante la confesión y vio a su madre llevarse las manos al rostro. Kyunsang soltó un bufido y luego una risa seca.

—Debes estar bromeando, Jungkook. Nosotros no te criamos para que terminaras con un... fallo de la naturaleza —su padre soltó con disgusto.

Sintió su alfa interno gruñir de furia ante el comentario y Jungkook se acercó más hasta el hombre.

—Si te escucho decir algo más sobre mi omega, serás hombre muerto, Kyunsang. No me importa que seas mi padre, no permito que vengas a mi casa a insultar a mi esposo.

Su madre jadeó angustiada.

—Por Dios, hijo. No estás hablando en serio —Ahn intentó tomar sus muñecas—. Podemos presentarte a una omega, estamos seguros de que...

—Alfa.

Jungkook volteó enseguida ante su llamado y caminó hasta él, Jimin se asustó de verlo tan enojado. Es por eso que había ido con su alfa, porque lo sintió y sintió la furia correr como lava ardiendo en su cuerpo, le quemaba y no sabía porqué de repente estaba tan molesto, así que lo buscó. Realmente no esperaba encontrarse con esa escena.

Su alfa lo tomó de la mano y lo llevó hasta donde estaban sus padres, quienes lo miraron de arriba abajo. Frunciendo los labios cuando se dieron cuenta del anillo en su dedo.

—Él es Jimin, mi omega y mi esposo —exclamó orgulloso—. Tenemos dos hijas y un hijo a quienes amamos más que nada y no estoy esperando su aprobación porque no la necesito.

Ellos lo miraron con una mueca de asco cuando notaron la marca que lucía brillante en su cuello.

Jimin se mantenía pegado a Jungkook porque Kyunsang lo estaba viendo fijamente y el aroma del alfa lo estaba intimidando mucho. Ahn se paró justo en frente.

—Así que tú eres la nueva adquisición —habló, recorriéndolo con la mirada. El omega frunció el ceño ante esa ofensa—. Se va a cansar de ti y te va a dejar para que mantengas a tus hijos solo y entonces nadie querrá a un omega marcado soltero con tres cachorros.

Jimin tragó saliva, pero se mantuvo serio, a comparación de Jungkook, quien miraba la mujer furioso, estaba por enseñar los colmillos a pesar de que era una omega, y además era su madre. Pero su alfa se encontraba colérico al escuchar como ofendían a Jimin, gruñó bajo.

—Cállate, Ahn...

—Un momento, Jungkook —pidió su omega. Jimin se aferró más al brazo de su alfa y miró a la mujer—. Voy a decirle algo, señora, y espero que escuche muy bien. Usted no va a venir a mi casa a tratarme como se le dé la gana porque entonces puede irse a la mierda.

Ni siquiera supo de dónde nació la valentía, pero sabía que nadie ofendería a su familia en su presencia porque entonces no se quedaría callado. Era un omega que parecía ser inofensivo pero si alguien se atrevía a molestarlo entonces no quedaría rastro del Jimin consciente, le daría el poder a su lobo.

Ahn lo miró espantada por su vocabulario y antes de que mencionara algo, Jimin la interrumpió.

—Ambos pueden irse por donde vinieron porque no aceptaré otro insulto más hacia mi o hacia mis hijos. Respeten o no el matrimonio de su hijo, ambos estamos felices juntos, así que les pediré amablemente que se larguen de mi jodida casa y no vuelvan.

Ahn se quedó perpleja y miró a su hijo en busca de ayuda. Jungkook no le devolvió la mirada. Así que Kyunsang tomó a su esposa de los hombros para caminar de regreso hasta la puerta.

Ambos lo vieron decepcionados y antes de que por fin salieran, el alfa se giró hasta ellos.

—Solo piensa en el omega que te fuiste a conseguir, Jungkook.

Y con eso, salieron de la casa. Sintieron que por fin podían respirar, pero sus cuerpos seguían tensos. El ojiverde se giró hasta su omega para atraerlo hacia su pecho, Jimin se dejó abrazar mientras él pasaba sus brazos por el torso de Jungkook. Se sintió mucho mejor de estar entre los brazos de su alfa y se llenó de su aroma.

—¿Te he dicho lo increíble que eres? —habló el mayor contra su cabello.

—Cada día, alfa.

No dejaron que lo ocurrido arruinara la felicidad que sentían de saber que Jia cumplía años. Hablaron unos minutos más a solas antes de que Jungkook besara sus labios y luego la marca, lo tomó de la mano y ambos salieron al patio trasero donde era la fiesta.

Los mellizos corrieron hasta ellos en cuanto los vieron, Jimin cargó a Haejoon y Jungkook a Hyuri.

Vieron a lo lejos como su hija mayor jugaba con Ashton.

Esa era su familia, no necesitaban a nadie más.

✧✦✧

Muchos años después...

—Jia, por favor baja a cenar.

—Ya voy, mamá.

Jimin caminó por el pasillo de la casa hasta que tocó la puerta de los mellizos.

—Niños, bajen a cenar —llamó de inmediato.

El omega siguió avanzando hasta que llegó a la última habitación y entró despacio, llegó hasta su esposo que se encontraba escribiendo en unas hojas. Jimin lo abrazó por atrás y posó su cabeza en el hombro del mayor.

—Alfa, ya está la cena —el rubio besó su sien y escuchó a Jungkook suspirar.

Se giró en su silla hasta que quedó frente a Jimin y lo atrajo a su regazo, el menor subió sus piernas encima de la silla y Jungkook lo tomó por la cintura.

—¿No podemos quedarnos aquí? —preguntó olisqueando el cuello de su omega.

—No, debemos bajar para cenar en familia, como siempre —así que Jimin se levantó con esfuerzo del regazo de Jungkook porque su alfa se negaba a dejarlo ir—. Te espero abajo.

El alfa se quejó en cuanto lo sintió alejarse y luego ya no estaba en la habitación.

Mientras tanto, el omega llegó hasta el comedor donde comenzó a poner los platos en la mesa. Vio como sus hijos menores llegaron hasta él.

—¿Y su hermana? —preguntó Jimin mientras colocaba los tenedores en la mesa.

—Está hablando con Ash —Hyuri se burló y Haejoon le siguió el juego.

—Su nuevo novio —soltó unas risitas.

—¿Novio de quién? —preguntó Jungkook entrando al comedor, se ajustó su camisa.

—Jia y Ash —explicó Jimin. El alfa frunció el ceño.

Estaban hablando entre ellos cuando la hija mayor de la pareja ingresó al lugar. Peinando su cabello.

—Escuché mi nombre —mencionó disgustada—. Creí que dejaríamos de hablar de otro aquí.

—Escuchaste mal —dijo Jungkook—. Ven, sol, siéntate con nosotros.

Haejoon abrió la boca indignado y miró a su melliza.

—¿Por qué a nosotros no nos dices apodos tiernos? —se quejó el más chico.

—Porque yo soy la favorita —Jia abrazó a su padre al mismo tiempo que enseñaba su lengua a sus hermanos y Jungkook rodó los ojos, aunque también devolvió el abrazo.

—No, ni su padre ni yo tenemos favoritos —mencionó Jimin tratando de calmar a todos en la mesa.

—Pero si tuvieran, claramente sería yo —sonrió Hyuri. Haejoon pellizcó su brazo.

Y prácticamente todas las noches era lo mismo, tres adolescentes en un mismo espacio no traían nada bueno, se habían acostumbrado a las peleas sin sentido, aunque Jungkook les llamaba la atención cuando se pasaban y Jimin se quejaba de los gritos.

Ya habían pasado años, era demasiado tiempo el cual invirtieron criando a sus hijos. Ambos se dedicaron a ellos completamente. Siguieron trabajando para que Jia y los mellizos tuvieran todo lo que necesitaban.

Jia tenía dieciocho años y estaba por entrar a la universidad, era una omega muy inteligente. Era graciosa y tenía el carácter de su madre.

Hyuri se presentó como alfa, una chica de quince años que prácticamente tenía el mismo carácter autoritario de Jungkook. Haejoon, aunque se parecía físicamente a su padre, no actuaba como ninguno de ellos, se presentó como omega a los catorce y era callado la mayoría del tiempo a excepción de sus padres y sus hermanas.

Al ser Hyuri la segunda alfa en la familia, se encargaba de cuidar a su hermano en la escuela y era bastante posesiva con Jia, aunque ella fuera la mayor.

Todos eran cariñosos con sus padres, crecieron con Jimin siempre pegado a ellos y eso los volvió amorosos, sobre todo muy respetuosos. Jungkook les enseñó a respetar a todos y sin importar nada, no podían actuar impulsivamente, menos con su madre.

Eran felices porque fueron buenos años. Tomaron la decisión de no tener más cachorros porque ya era complicado criar a tres juntos. Jimin habló con su alfa una noche y Jungkook respetó la decisión porque nunca exigiría más de lo que su omega quisiera darle. Él ya tenía la vida que siempre había deseado y la amaba.

Amaba a sus hijas y a su hijo, amaba a su omega, a su esposo, amaba a Jimin infinitamente.

Estaban cenando entre risas y pláticas sin sentido hasta que el omega soltó la pregunta que todos se estaban haciendo.

—Entonces... ¿tú y Ashton?

Jia rodó los ojos y comenzó a jugar con el piercing en su nariz.

—Mamá, somos amigos solamente, además es como mi hermano —se quejó la omega.

—Tu padre era mi jefe y mira como terminamos, te tuvimos a ti.

Jia se sonrojó y ocultó su rostro entre las manos, escuchó un carraspeo por parte de su padre.

—Omega, no creo que debamos hablar de esto en la mesa —sugirió su alfa.

—¿Por qué no? Es algo normal, ya está en la edad para que comience a preguntar y quiero que tengas la confianza para hablar con nosotros —habló, mirando fijamente a su hija mayor.

—¿Lo hicieron en el trabajo? Que atrevidos —se carcajeó Hyuri.

—Exactamente por esto —mencionó Jungkook. El alfa sobó su sien—. No tenemos que decirles eso, ¿entienden? Tendremos una charla los cinco sobre esto más adelante.

—¿Charla familiar? —preguntó Haejoon sonriendo de lado—. Estoy emocionado —mencionó con sarcasmo.

✧✦✧

Jimin se encontraba lavando los platos junto con Hyuri, mientras Jungkook y Jia ayudaban a recoger la mesa. Enjabonaba un plato cuando sintió un toque en su hombro, volteó la cabeza para ver a su hijo.

—Mamá, ¿puedo hablar contigo un momento? —preguntó nervioso.

El ojimiel parpadeó sin comprender, pero asintió y se secó las manos, tomó el rostro de su hijo, mirando sus ojos verdes un poco brillosos.

—¿Sucede algo, amor? ¿Te sientes mal? —preguntó preocupado y el omega más pequeño lo tomó de la mano para llevarlo hasta su habitación.

Jimin le indicó a su esposo con una mirada rápida que acompañara a Hyuri limpiando la cocina. Él siguió a su hijo hasta el piso de arriba. Lo notó nervioso hasta que entraron a la habitación y Haejoon se sentó en su cama.

—Joon me estás asustando —su madre se sentó justo a lado de él. Su hijo lo abrazó—. Bebé, ¿qué ocurre? Sabes que puedes decirme cualquier cosa.

—Mamá... —sollozó—. Necesito decirte algo, pero no quiero decepcionarte.

Jimin lo abrazó más fuerte mientras lo mecía.

—Oh, amor, ¿te he dado motivos para que me temas? —Haejoon lo miró a los ojos y sonrió—. Está bien, no respondas eso, pero quiero que sepas que nunca podría estar decepcionado de ti. Quiero que confíes en mi para decirme cualquier cosa y también quiero que confíes en tu padre.

—¿Estás seguro? —preguntó con la voz entrecortada, soltó un suspiro cuando su madre asintió—. Yo... hace un año apenas me presenté como omega —comenzó, Jimin no sabía a donde iba eso—. Y no me quejo porque ustedes me han enseñado a aceptarme como soy y amarme sin importar nada. Y en serio estoy muy agradecido con papá y tú, pero no quiero decepcionarlos ni tampoco quiero que me odien. Mamá puede que no me gustan los alfas, y-yo... he intentado que me gusten de verdad pero no logran nada en mi y siento que algo está mal conmigo...

Su madre tragó saliva y lo interrumpió tomándolo del rostro, acarició sus mejillas.

—No, no —Jimin comenzó a negar con su cabeza—. Joon, hijo... nada está mal en ti, sigues siendo tú —besó su nariz y luego lamió las lágrimas que salían de sus ojos verdes—. ¿Te gustan los omegas?

Haejoon asintió inseguro y se escondió en el pecho de su madre.

—Eso está bien —respondió Jimin—. No importa si te gustan los alfas, los betas o los omegas en este caso, seguirás siendo mi hijo y mi amor por ti no cambiará. Estoy muy feliz de que me lo hayas dicho, amor, pero sabes que tu padre debe saberlo también. Te apoyaremos, los dos estaremos de acuerdo con tu decisión.

Así que esa noche, Jimin lo llamó por medio del lazo y Jungkook subió enseguida, tensándose cuando vio a su hijo llorar.

—Omega, ¿qué sucede? —preguntó—. Joon... ¿por qué lloras?

El más pequeño miró primero a su madre, quien asintió, sosteniendo su mano para brindarle confianza.

—Hay algo que nuestro hijo debe decirte.

—Claro —dijo seguro—. Por supuesto, ¿qué es?

—Yo... hablé con mamá hace un momento —agachó su mirada para evitar ver el rostro serio de su padre—. Quiero que sepas que estoy orgulloso de ser quien soy y que sigo siendo el mismo de siempre.

—Eso lo sé, hijo. Siempre te he enseñado a estar orgulloso de ti mismo y a quererte a ti antes de querer a los demás.

—Lo que pasa es que, yo creí que sería un alfa como tú y como Hyuri, pero cuando me presenté como omega, fue difícil. Y no digo que esté mal o que no me guste, mamá es un omega y es muy bonito.

Jimin sonrió enternecido y acarició su cabello.

—Tú también eres muy bonito, eres mi hijo, por supuesto que lo eres —molestó su madre. Haejoon sonrió tímido.

—Y siento que podría acostumbrarme pero, hay algo que no te he dicho —el más pequeño sorbió por la nariz—. No me gustan los alfas, papá —confesó bajito, Jungkook logró oírlo.

Se quedó en silencio unos segundos, procesando lo que había escuchado. La noticia lo tomó por sorpresa y eso hizo que se quedara callado, el pequeño se asustó por su reacción y comenzó a sollozar más fuerte al ver que su padre no decía nada.

—L-Lo siento, lo siento...

—No, cachorro —Jungkook avanzó hasta él—. Ven aquí —su padre lo abrazó mientras él lloraba contra su pecho, humedeciendo su camisa—. No tienes que llorar, Joon... no estoy molesto ni disgustado, solo me sorprendió, pero eso no quiere decir que te ame menos. Estoy orgulloso de ti, eres mi hijo, mi sangre, te amo sin importar qué.

—¿Lo dices en serio? —preguntó contra la tela.

—Muy en serio. No importa si te gustan los omegas, a mí también me gusta uno y me casé con él. Pero que quede claro que no me importa si tienes novio o novia, todavía tiene que venir a hablar conmigo primero.

Los tres rieron en la habitación. La puerta fue abierta y Jia entró junto a su hermana. Se espantaron por un momento al ver a su hermano con la nariz roja y los ojos hinchados.

Haejoon se los confesó a sus hermanas y ellas lo abrazaron, Jia despeinó su cabello, Hyuri pellizcó sus mejillas.

Decidieron bajar a ver una película en la sala de estar. Jungkook preparó las palomitas y las puso en un tazón cuando estuvieron listas. Terminó por sentarse a un lado de su omega, mientras sus hijos se acomodaban en el sofá. Por suerte era bastante grande para los cinco.

Jia trataba de atrapar las palomitas que su madre le lanzaba y Jungkook abrazaba a los mellizos mientras despeinaba sus cabellos. Rieron juntos cuando salía alguna escena divertida y su hijo menor agradeció en silencio cuando sus hermanas estaban distraídas.

Y entonces sabían que todo estaría bien porque tenían la confianza para decirse las cosas entre ellos, eran unidos, se querían y lo demostraban.

Jimin se sintió afortunado cuando esa misma noche, su alfa reabrió la mordida en su cuello para recordarle una vez más su devoción.

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